jueves, abril 18, 2024
Turismo

Túnez: un viaje de película entre la capital y los oasis de Tozeur

Tunez Sousse

Túnez, país africano de playas doradas, zocos multicolores, gran riqueza patrimonial, lagos salinos y dunas de terciopelo del desierto del Sáhara, es sin lugar a dudas, uno de esos lugares que no deja indiferente al viajero.

Tomando como punto de inicio Túnez capital, no hay mejor lugar para empezar que su Medina, antiguo barrio declarado Patrimonio de la Humanidad que esconde hermosas mezquitas, zawiyas (escuelas coránicas) y zocos agrupados por gremios en los que los colores llaman la atención de la vista mientras que el olor de las especias se apodera del olfato del turista. También es interesante sumergirse en las salas del Museo del Bardo, ya que recoge la mejor colección de mosaicos romanos existente.

Una vez vista la capital, podemos plantear dos excursiones: una hacia Cartago, cuyas ruinas de la que antaño fuera ciudad rival de Roma se encuentran a 17 kilómetros; y otra hasta la preciosa Sidi Bou Said, una localidad blanca y azul, con evocaciones a moriscos y olor a jazmín, donde es tradicional tomar un aromático té.

Tunez Sidi Bou Said

A unos 60 kilómetros, y asomada al golfo homónimo, se encuentra Hammamet, joya que cuenta la historia a través de sus murallas y kasbah, sus calles estrechas, sus zocos y sus cafés. En Hammamet comienza, además, una sucesión de playas de arena brillante que se despliegan hacia el sur.

La siguiente parada es la de Sousse, ideal para adquirir algún recuerdo en forma de joya de plata y cerámica en su medida, y que cuenta con una torre de la kasbah desde la que se disfrutan unas vistas alucinantes. El enclave también ofrece playas resplandecientes donde se alinean hoteles para todos los bolsillos.

A escasos 25 kilómetros hacia el Mediterráneo llegamos a Monastir, que conserva un precioso ribat (monasterio fortificado musulmán) del siglo VIII que hoy aloja un museo islámico. Es aquí donde los Monty Python decidieron filmar su desternillante película La vida de Brian en 1979. Cuna de Habib Burguiba (1957-1987), líder de la independencia tunecina y presidente del país durante cuarenta años, Monastir se benefició de tal circunstancia convirtiéndose en un lugar de vacaciones fenomenalmente acondicionado. Su urbanismo, el cementerio marino, así como la visita a sus monumentos aseguran una estancia atractiva que puede completarse en el puerto, descubriendo la gastronomía local a base de pescados y mariscos, cuscús, guisos de cordero y el famoso brik, deliciosa crepe rellena de huevo.

Tunez Monastir Ribat

Dejando atrás el espectacular entorno de playas, puertos de pescadores, calles abovedadas y zocos de la costa tunecina, es hora de poner rumbo a Kairuán, ciudad santa del islam y Patrimonio de la Humanidad desde 1988, cuyo protagonismo reside, sobre todo, en su espectacular Gran Mezquita, que cuenta con una Sala de Oración con más de 400 columnas rematas en arcos. La mezquita del Barbero es otro lugar imprescindible en la visita a Kairuán. Pero si uno es aficionado a los restos romanos, probablemente no quiera perderse el anfiteatro de El Jem, el más grande de África y cuarto del mundo, que se encuentra en un estado de conservación verdaderamente admirable.

Continuando el viaje a través del estepario Sahel, encontramos tierras desnudas pobladas por pastores, cabras y camellos, 200 kilómetros fácilmente solventables en todoterreno hasta el oasis de Tozeur, que cuenta con un palmeral que produce los dátiles más dulces de la tierra y un mirador desde el que contemplar atardeceres de fuego. A un paso se encuentra otro oasis, el de Nefta, que tiene la misma arquitectura de ladrillo con dibujos geométricos que su vecina. Tozeur es el punto de partida de multitud de escapadas que pueden durar desde una cuantas horas hasta varios días. Una de las más populares cruza el Chott el-Jerid, un lago en el que no es raro experimentar algún espejismo. También es posible contemplar las dunas blancas de Douz a lomos de camello o en globo, o incluso viajar en el tiempo visitando poblados trogloditas y bereberes, muchos de ellos ya transformados en hoteles y escenarios de películas como Star Wars.

Túnez Tataouine

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